Nos hacemos mayores

 

 Caen los años

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Hace ya algunas entradas hablamos de los efectos de la edad y la barrera generacional que ello supone. De hecho, Goyo Jiménez en su video nos explicaba los desagradables efectos de la edad, pero ¿cómo se manifiestan?

Esto de envejecer...como que no mola mucho

Aparte de jubilarte, que te salgan canas o se te caigan los dientes, lo más palpable de que envejecemos son esas arrugas (que comenzamos llamando arruguitas que suena menos dramático) que de repente vemos un día al otro lado del espejo. 

Nos gusta creernos que son consecuencia de los gestos de expresión; de reír, de emocionarse, sorprenderse…en definitiva de haber vivido, pero en el fondo todos sabemos que nos estamos engañando porque nadie ríe y llora más que un bebé y a ellos no se les quedan marcadas las arrugas. 

Y si lo miramos por el otro lado, menos expresiva que la cara de Aznar, que ni movía el bigote dando un discurso, y sin embargo también tiene sus patas de gallo, que, tratándose de José Mari, serán de gallo de pelea. Por fortuna, la ciencia ha encontrado remedio para ello con hidratantes que te dejan la piel como el culito de un bebé.


¿Envejecimiento activo?...si, el de los principios activos de las cremas antiedad

 

Si ya tienes unos años te acordarás de Farala, la chica la nueva de la oficina que además era divina. Pues para tu información, la chica nueva de la oficina ya está jubilada o a punto de hacerlo, si es que no la echaron antes por distraer a sus compañeros. 

También te sonará eso de olvidarte los donuts, cosa que no preocupa a las nuevas generaciones porque si se diera el caso, los pedirían a través de alguna “app” y se los lleva al recreo un repartidor y además recién hechos. Como yo soy de otra generación he dicho “repartidor” donde debería decir rider…perdón, cosas de la edad me temo.

 

Si a partir de los cincuenta te levantas un día y no te duele nada…es que estás muerto.

 

Otros efectos físicos aparte de las mencionadas arrugas, las canas o directamente el quedarte calvo (está demostrado que lo único que para la caída del pelo es el suelo), es que cada vez te falta más brazo para leer el móvil, los prospectos médicos o los componentes de los productos que compras. 

Es curioso, cuanto más probable es que te siente mal alguno de los aditivos de la comida envasada, más probable es que no llegues a leerlo. Eso le pasó a un amigo mío que, haciendo el control de calidad de las galletas que producían en su empresa, después de hacer el esfuerzo infructuoso de leer los componentes y quejarse de los envoltorios que diseñaban los de marketing, levantó la mirada y vio la cara incrédula de sus compañeros treintañeros.

 

Si compro vitaminas para la presbicia… ¿no sería lógico que el prospecto tuviera la letra grande?

 

Pero a todos estos efectos de la edad ya conocidos, este año se le ha añadido uno nuevo muy curioso. Si te das cuenta de que tu vida no cambia a pesar del toque de queda que nos han impuesto las autoridades, es que te has hecho mayor. Si por el contrario ahora empiezas a empatizar con Cenicienta, aún hay esperanza.

 

Esto también ha cambiado algunas de las discusiones con los hijos adolescentes. Si te preguntan la hora de llegada a casa les dices que la que ponga el BOE. Si no les gusta, pues que te dejen tranquilo y se quejen al gobierno. Tampoco te podrán chantajear con eso de que a sus amigos les dejan salir hasta más tarde, la hora es la misma para todos.


Y ya sabes, para combatir algunos de ellos puedes echar un vistazo a estos remedios en forma de exfoliante y antiarrugas

Pero si lo que tienes son problemas de movilidad derivados de tu edad, agarra tu andador para ancianos y ya puedes salir incluso a bailar. ¡que nada te pare!

 

¿Y tú, padeces alguno de estos o uno nuevo? Pues cuéntanoslo.

 

 

 

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