Mis entradas de humor
Hace casi un par de años, cuando
decidí que molaría tener un blog, estuve pensando en el tema sobre el que podía
tratar.
Parece que proliferan los de cocina, moda, decoración… pero además de
que mis conocimientos no me dan para aportar nada relevante, queda poco viril
para un machote como yo.
De cosas de hombres tenemos los de fútbol, pero es que
a mí no me gusta demasiado y no lo sigo. También son “suficientemente” viriles
los de coches y motos, pero es que me aburre solemnemente el tema.
Otra opción
que abunda es de manualidades, pero para alguien que sabe colgar los cuadros y
poco más, se iba a quedar un tanto vacío de contenido.
Así que cuando ya estaba
a punto de tirar la toalla, convencido de que nada podía aportar al universo de
los blogs, se me ocurrió que podía tratar de lo que mejor que se me da…las
tonterías, porque de coches, fútbol, decoración…sabré poco, pero tonterías,
esas se me ocurren casi a diario.
Humor, anécdotas, tonterías...quizás eso se me de bien
Por aquellas fechas me apunté a
un curso de cocina. Durante las clases aprendimos algo, pero lo mejor de todo
es que nos echábamos unas risas y lo pasábamos en grande, y de todas estas
experiencias surgió la historia de la “rarita” y sus compañeros.
Quizás no sea
del todo cierto el que aprendiéramos algo, porque tiempo después intentamos
quedar para cocinar y cenar y alguien calificó como deporte de riesgo comerse
cualquier cosa que hubiera cocinado él. Del cachondeo y buen rollito no quedó
la menor duda.
Pasaron unos meses en los que me dispersé
un poco hasta que me planté y me dije, que si bien, las chorradas se me
ocurrían con frecuencia, también había que estimular la imaginación y
ordenarlas. Fue entonces cuando me “impuse” la frecuencia de una historieta
cada mes, empezando por una que ya tenía escrita de las primeras vacaciones con los amigos.
La tontería del mes..."and the winner is"
En historietas posteriores
tratamos sobre verdades incuestionables, como que es mucho mejor partido un
opositor a notarías que un motero,
incluso un informático es mejor, me atrevería a decir.
También nos
adentramos en los riesgos y emociones de conocer a la familia política.
“Personalidad y verduras” supuso el inicio de una buena fuente de inspiración, la tonterías
que te llegan a través del correo electrónico o del Whatsapp. Una imagen, con
una pregunta tonta y se me empezaron a ocurrir variantes aún más tontas.
De las
mismas fuentes surgieron mi versión sobre las redes sociales, la reflexión
sobre la importancia de preguntar con exactitud, las expresiones del clero, los
líos de los juzgados o la de ese pobre que pensaba que “fornicar” era una
empresa de alquiler de coches.
Aunque esta última nos es
autobiográfica, je, je, si que han existido algunas. A la ya mencionada de las
vacaciones de la juventud, tenemos el “remake”, a mi manera, de las vacaciones
del año pasado. Tampoco olvidemos cuando me dio por la ecología y por plantar
calabacines o cuando me puse melancólico y di un “repaso” a los compañeros de
mi colegio.
Así he salido yo, con compañeros de clase como estos...
También han existido historietas
que podríamos llamar estacionales, una de la Navidad y otra de los carnavales,
donde descubrimos el bonito disfraz de aguacate, ya sabéis, cartulina verde y una
buena barriga cervecera. Como excepción, que se puede repetir, en una historia
dedicada, vivimos las desventuras de la princesita Esther, en honor a una amiga
del mismo nombre que se gana la vida con las magdalenas, de las que doy fe que
están más comestibles que las de nuestra princesita.
Con todas estas historias nos
plantamos en junio, donde no se cumple la regla de una por mes. El caso es que
yo ya había colgado el “repaso” a mis compañeros del colegio, y mi antiguo
profesor de escritura nos envía una convocatoria para un concurso.
Resulta que
el 15 de junio es el día internacional del viento (¿habrá días suficientes para
todo?) y con tal motivo la editorial Zenda en colaboración con Iberdrola
crearon un concurso cuyo requisito era que el relato presentado contuviera la
palabra “viento”.
Otro requisito es que la presentación del mismo debía ser a
través de Twiiter, Facebook o un blog. Mi opinión y soltura con las redes
sociales ya la conocéis, así que solo me quedaba el formato blog. Pero yo ya
tengo un blog y no era cuestión de crear otro.
Ya conocéis que tiene su sesgo,
y tampoco estaba dispuesto a “estropearlo” con cosas serias, así que me pareció
perfecta una idea que se ocurrió hace varios años de las flatulencias de Jonás.
Así mi relato de diferenciaba de los “vientos” del resto de concursantes y como
lo patrocinaba Iberdrola, ¡qué mejor que hablar de energía!
¿Incluir la palabra "viento"?...vale, pero yo original como siempre
Ojeando un poco los trabajos del
resto de los concursantes, vi un montón de relatos serios y aburridos (sin
ánimo de ofender).
Una de las concursantes tenía en su blog una foto, suya
imagino, recogiendo un premio al lado del mismísimo Vargas Llosa, ¡y yo con mis
flatulencias! Los criterios de valoración eran la calidad literaria y la
originalidad, que no cumplí porque ni estuve entre los 20 primeros.
Me da a mí
que estos de Iberdrola no son tan verdes como nos quieren hacer creer y no
apuestan por las energías alternativas. Tenedlo en cuenta cuando renovéis el
contrato.
¿Y ahora qué? Os preguntareis.
Pues a partir de ahora seguiremos con la
inspiración que me viene con las bobadas que me llegan pero también me gustaría
alternar con una serie de inspiración autobiográfica, y digo inspiración,
porque aunque la realidad siempre supera la ficción, no todo lo que escribo es
verdadero. De momento ya he dado demasiadas pistas, los detalles, a partir de
los meses venideros.
Buen verano a todos y nos vemos
en septiembre, que empieza el curso.