El despertador llevaba sonando
unos segundos mientras Araceli todavía se estiraba bajo las sábanas. Siempre le
gustó hacerse la remolona. Eran las 6 de la mañana y tenía que prepararse para
ir a su puesto en la granja, que no era el trabajo de sus sueños, pero le
servía para ganarse la vida mientras buscaba algo más acorde con su formación
en filología inglesa.
Los héroes tambien madrugan cada mañana
Ni siquiera le gustaba lo que hacían allí, porque era
contrario a los valores de igualdad y respeto que había aprendido de su
familia. Para ella, todos los seres vivos se merecen un trato digno y no estar
confinados para su explotación. A veces, sentía tentaciones de abrir las jaulas
y liberarlos, pero perdería el trabajo que tanto necesitaba y con toda
seguridad tendría consecuencias más graves.
Cuando entró en el recinto se
puso el mono de trabajo y pasó por los diferentes puntos de descontaminación.
La
primera tarea de cada mañana era desinfectar los habitáculos, porque la
limpieza es crucial para mantener sana a la población y preservar el producto
con la calidad exigida.
Una vez acabado esto, pasaba al ordeño según la orden
de producción que cada mañana llegaba desde la central. La veterinaria ya había
seleccionado los ejemplares según esta orden y ahora ella tenía que conectar y
activar las ordeñadoras.
-A ver, ¿qué tenemos hoy? Cinco
niñas rubias delgadas de mediana estatura, cuatro chicos caucásicos morenos,
tres niñas de rasgos asiáticos… Unas horas más tarde y otras tantas clientas
tendrían disponible el material genético para engendrar sus bebés a la carta. Pero
aquel día hubo un contratiempo.
-No podemos obtener la muestra
para bebés pelirrojos, él donante ya ha superado el límite de
extracciones.
-No importa, hazlo. Tenemos que
atender todos nuestros pedidos- fue la respuesta de la veterinaria.
-Pero no creo que sea posible, no
ha habido plazo suficiente para la regeneración de sus fluidos.
-Aumenta el voltaje del
estimulador y asunto resuelto. Mira Araceli, hay una cosa que quiero que
entiendas. Somos una sociedad privada que se debe a sus clientas. Si no somos
capaces de atender los pedidos, la empresa pierde dinero y prestigio, lo que
cabrearía a los accionistas y pondría en riesgo tu futuro y el mío.
Su empatía le hizo dudar de las órdenes
A pesar de su reticencia, Araceli
cumplió las órdenes de su superiora, ese ritual humillante. Sin embargo, esa tarde al finalizar su
jornada no fue tan rigurosa con las cerraduras del complejo.
Como ya imaginaba,
sufrió las consecuencias. Fue encausada, juzgada y condenada. Ni siquiera pudo
encontrar una abogada que se atreviera a defenderla.
Años después, cuando todo parecía
olvidado, en una plaza de su vecindario apareció un grafiti que cubría todo el
lateral de un edificio. Representaba su rostro sonriente con un mensaje: “En recuerdo
de Araceli, luchadora por la libertad e igualdad”
Me encanta, esos momentos en que la gente te explica "como funciona el mundo", si fuéramos tan valientes como Araceli ;)
ResponderEliminarEl mundo funcionará como lo queramos nosotros porque nada lo cambia más, que cambiarse a uno mismo. Un saludo Nieves
EliminarMuy original, hay heroínas de muchas clases. Que tengas suerte en el concurso de Zenda!!
ResponderEliminarClaro que si Beatriz. Las hay muy cerca de cada uno, solo hay que saber descubrirlas
EliminarMe gusta porque rescata la cotidianidad que, para mí también tiene mucho de heroismo. Espero tengas mucha suerte en el concurso. Un saludo, Lehna.
ResponderEliminarClaro Le ha, no hay que tener superpoderes, basta con usar los que ya tenemos. Gracias
EliminarEspero que queden muchos seres humanos como Araceli, sean del sexo que sean. Muy original. Suerte! un abrazo!!!
ResponderEliminarEstoy seguro que existen, sólo hay que saber encontrarlos. No hace falta realizar grandes proezas para ser de utilidad a los que nos rodean. Gracias. Un abrazo
EliminarVaya, muy muy original! Me ha gustado mucho! :) Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Christine, por leerlo y por tu comentario. Un abrazo
EliminarGracias a todos por leerlo
ResponderEliminar