Salta a la vista que el verano de 2020 no va a ser como los veranos anteriores, bien por el miedo al contagio o por la recesión, así que habrá que evitar tanto lugares muy concurridos como demasiado caros.
Me temo que no nos va a quedar más remedio que ingeniárnoslas para buscar
planes alternativos.
Comencemos con un plan “intelectual”. Con esto del Brexit se están poniendo de moda los cursos on-line para desaprender inglés. No sé yo si esto será buen negocio, porque el nivel de inglés de los españoles ya lo conocemos, así que desaprenderlo debe ser tarea sencilla.
Y no será porque no le dedicamos esfuerzo y dinero. Lo normal es que nos pasemos media vida en una academia tratando de aprenderlo sin éxito, y la verdad es que, si lo miras fríamente, con esto de los idiomas tenemos más paciencia que con cualquier otra cosa.
¿Os imagináis yendo toda la vida a una escuela de cocina? Pues no tiene mucho sentido repetir curso eternamente para volver a hacer la misma paella. Que si no le has puesto bien el acento en el azafrán o que si conejo y langostinos no conjugan.
Al final, te sale más barato ir de restaurante cada día que pagarte un curso tras otro.
Por si fuera poco, tras las últimas noticias no será muy
probable encontrarse británicos por nuestras playas, porque ha dicho su
“premier” que hasta que España no sea un destino libre de virus, ellos no
vienen a hacer “balconing”.
“Mientras haya peligro de virus en España, no vamos a Benidorm a tirarnos de los balcones”
Y, ¿qué hay del turismo rural? Muy buena actividad veraniega
Una opción bien económica es la casa de los abuelos en el pueblo, que está muy de moda el alojamiento rural. Eso sí, hay que estar preparados para lo que es el campo, no me hagan como unos urbanitas que se fueron a vivir al pueblo y acabaron denunciando al vecino porque el gallo cantaba muy temprano y no les dejaba dormir.
Pero si
lograste acostumbrarte al macarra con la música a tope que paraba en el
semáforo justo debajo de tu balcón volviendo de marcha, todo indica que podrás
hacerlo también con los sonidos de la naturaleza.
- Oye cariño, que he pensado que
este verano nos vamos de escapada rural a la casa de la
abuela Angelita, que allí no nos infectamos y nos sale barato.
- ¿Estás segura? Si esa casa hace
3 años que no se abre, desde que se mudó a la residencia. Debe estar hecha un
asco.
- Si, estoy convencida. Tampoco
se habrá deteriorado tanto, que yo la recuerdo muy bien construida. Además, a
los niños les hace mucha ilusión visitar la casa donde yo pasaba mis veranos.
- Pero vamos a ver, ¿que los
niños están deseando ir a un sitio donde no tienen amigos, la población es
octogenaria, no hay Mc Donalds y hay que subirse al campanario para tener
cobertura? ¿Pero quién ha llegado a esa conclusión?, ¿el CIS de Tezanos?
Dice el CIS que los niños están deseando pasar el verano en el pueblo de sus antepasados
Pero donde hay patrón no manda marinero y al pueblo que te vas. Con toda seguridad la casa estará un “poquito” deteriorada después de años de abandono.
La naturaleza es implacable, así que
los rosales de la tía Angelita, que fueron la envidia de todo el pueblo, ahora
estarán asilvestrados y tapados por los hierbajos autóctonos. Lo mismo ocurrirá
con la huerta, que donde hubo plantados tomates y calabacines parecerá que se
sembraron cardos borriqueros. Y si había enredadera por la fachada, ya se habrá colado
por todas sus grietas.
Las puertas y ventanas ya no encajarán bien, si es que alguna vez lo hicieron. Te dejas el hombro intentando abrirlas a empellones y siempre quedan rendijas por las que entra el fresquito de la noche, así que toca dormir con manta en pleno agosto.
En esos días de
tormenta en las que se va la luz y enciendes velas, esas corrientes son las que
te hacen pensar que la casa está embrujada, si no estabas ya convencido por los
crujidos del suelo.
-Mira cariño, ya no recordaba la
chimenea. ¡Qué bien para una cenita romántica si tuviéramos leña!
Pero claro, a diferencia de las películas, donde la chimenea está encendida incluso antes de entrar por la puerta y siempre hay un montón de leña bien apilada en algún sitio, la abuela Angelita dejó de comprársela al paisano del pueblo y la que sobró del último invierno se la regaló a un vecino.
Qué birria de pueblo, ni leña tenemos
Ante la perspectiva de lo que implica una cena romántica, este es ese momento en el que buscas un hacha, no para irte al monte que está muy lejos y muy empinado, sino para buscar en el corral algún mueble viejo que quemar.
Eso sí, tienes que encontrarlos que no tengan ni pintura ni barniz, que puedes acabar tu cena romántica en la cama, pero en la de un hospital conectado a un respirador.
Incluso si todo va como lo esperado,
no sé yo si esas camas de las de antes, de cabecero metálico y somier de
muelles, no serán más escandalosas que el gallo del que hablamos antes.
¿Y para los que buscan unas vacaciones
más elitistas?
Dicen, que los ejecutivos estresados encuentran la paz volviendo a actividades de las de antes como esquilar ovejas o tejer prendas de lana.
No sé si abrazar ovejas también estará incluido entre las actividades relajantes, pero les recomendaría tener cuidado no se llenen de garrapatas, que las ovejas son campo abonado.
“Ovejita, ovejita, ven que te
doy un abrazo que hoy he sufrido un desplome bursátil”
Abrazar a un árbol también contribuye a la
estabilidad mental, pero el otro día escuché a un ecologista desaconsejándolo. Dice que al acercarnos compactamos el suelo y dañamos las raíces… ¡pues
ya hay que estar gordo!, porque en la ciudad yo veo árboles bien hermosos
aguantando el asfalto, las aceras, coches, autobuses y peatones. Yo creo que por
cada persona que quiere decir una bobada hay un par de periodistas deseosos de
publicarla.
Y si todavía quieres un veraneo más exclusivo
Consiste en ir a su finca de la Toscana, no a un retiro espiritual, sino a varear y recoger las aceitunas de sus olivos. Como lo oyes. ¿No te crees que alguien se lo pueda montar tan bien?, pues pincha aquí, ¡persona de poca fe!
Me pregunto si yo podría encontrar alguien dispuesto
a pagarme por pasarme el aspirador. Aunque bromas aparte, a veces yo encuentro
cierta relajación en la poda de mis frutales. Si tú también quieres disfrutar
de este placer, contacta conmigo que justo ahora estamos de promoción.
Y es que de lo de golpear algo es muy desestresante. Yo lo he visto toda la vida con mi vecina de enfrente y su cara de satisfacción cuando atizaba las alfombras con el sacudidor.
Ahora es
viuda, pero antes lo hacía con su marido. No, no seáis mal pensados, no es que
lo maltratara, me refiero a que sacudían las alfombras entre ambos.
Cariño ven con el sacudidor que me encuentro muy tensa...y date prisa
Lo mismo que atizar relaja, igual rompiendo objetos. Yo lo comprobé en primera persona la vez que fui al punto limpio con una tele, video y batidora estropeados.
La tele la recogió el encargado,
pero lo otro me dijo que lo lanzara en un contenedor. No podéis imaginar el
desahogo que produce ver como tu video arranca la puerta de un microondas para
acabar estrellándose contra una impresora. Debería ser deporte olímpico,
reciclas y te desestresas, 2x1, como en el Carrefour. Si el encargado del punto
limpio llega nervioso a casa, no tiene remedio.
Y si todo lo anterior no te
convence, te dejo un plan más tradicional pero no menos
interesante.
Y ¿tú?, ¿qué vas a hacer este verano? ¿tienes ya un plan original? Si te apetece compartirlo, cuéntanoslo en los comentarios