Pregunta, pregunta...
Si es que a preguntas tontas
respuestas aún más tontas. Está visto que si queremos precisión, hay que saber preguntar con propiedad, porque hay ocasiones en que hay que ser detective para enterarte de lo que te preguntan.
Con preguntas incómodas...¿qué respuesta esperabas?
Recuerdo que de niño, a eso de la hora
de comer, me dejaba caer por la cocina a ver si podía hincarle el diente a algo.
Normalmente, cuando me veía mi madre, me decía “¿quieres poner la mesa?” yo
contestaba que no y me marchaba de allí, con el consiguiente cabreo materno.
Vamos, que yo hacía como Ulises frente a los cantos de sirena, que me resistía a escuchar, je, je.
Y es que ya se sabe el dicho, que lo niños, los borrachos y los leggins
nunca mienten. Yo siempre fui un niño disciplinado, si me dicen que ponga la
mesa, aunque a regañadientes lo hubiera hecho, pero si me preguntan, digo la
verdad, que no quiero.
Todo sea dicho que mi madre acabó aprendiendo y cambió
de las frases interrogativas a las imperativas, ¡lo que saben las madres!
Interrogativo o imperativo...da igual, el resultado es el mismo
Unos que deberían dominar la técnica
son los periodistas, pero me temo que también dejan mucho que desear, sobre
todo los deportivos.
Después de un partido de fútbol, “una pregunta” típica
sería como sigue: “en la primera parte se sufrió mucho sobre todo a raíz del
penalti en contra, pero en la segunda el equipo se vino arriba por los
laterales y el partido acabó siendo un paseo”, y dicho esto le ponen el micro
al futbolista. ¿Pero dónde está la pregunta?, ¡si lo único que han hecho es su
crónica del partido!
En lugar de preguntar..ahí va mi crónica
Si el futbolista es argentino poco importa, ellos se ponen
a hablar de lo que sea, de la concha de la madre del árbitro, de la infusión de
mate que se van a tomar, de que llega la estación lluviosa a la pampa… porque
no hay nada que más les guste a los argentinos, después las mujeres y el fútbol, y no necesariamente
en ese orden, que hablar.
Si el futbolista es español ya no es lo mismo, porque
un deportista patrio, al igual que el resto de su generación, ha sido víctima
de múltiples planes educativos, uno o dos por legislatura y eso limita un tanto
su fluidez verbal.
Los culés dicen que a Sergio Ramos el único título que le
falta es el de la ESO, aunque tampoco creo que ellos están para presumir, ni de
ESO y casi ni de lo otro.
Un argentino y un micrófono... ten paciencia y humor
Todos nosotros hemos sufrido en alguna
ocasión alguna pregunta trampa. Son esas en las que respondas lo que respondas,
siempre la cagas y acabas ganándote un rapapolvo.
Son las típicas preguntas que
hacen las mujeres a su pareja: “cariño, ¿tú crees que esta falda me hace
gorda?, ¿voy bien vestida así? O, ¿este conjunto me favorece?”. Pero cuidado, esas preguntas encierran más letra pequeña que la factura de la luz.
Para cuestiones incómodas....el comodín de público
Es en esos
momentos es cuando recuerdas que ellas siempre dicen que lo que más les gusta
de un hombre es su sinceridad y que la sinceridad es la base de la pareja.
Puedes optar por la respuesta que quieras, si eres asquerosamente sincero y le
dices que le queda fatal, ya te has ganado una bronca. Si eres diplomático y
respondes que no, aunque sea verdad, tienes que insistir mucho, y con cara
seria, para que deje de repetir eso de que lo haces por halagar.
¿Me hace gorda esta falda?...lo que tú digas cariño
Otra pregunta trampa bastante común es
la relativa a la familia o amigos del otro. ¿te apetece que comamos con mis
padres este domingo? Pues teniendo en cuenta que la comida de tu madre es
contundente y me repite durante 3 días y que tu padre sólo sabe hablar de toros
y caza, pues casi que mejor lo dejamos para otro domingo…para uno muy lejano.
O
también; Javi y Alba me han propuesto un fin de semana rural ¿nos animamos y
vamos con ellos?, Ehhh, pues como resulta que Javi es vigoréxico y Alba vegetariana
y forofa de las infusiones, el chuletón con patatas que tú te cenarías te lo
van a arruinar, que ya se sabe lo malvados que son los carbohidratos por la
noche y aún peores las proteínas de origen animal.
Fin de semana de ayuno...¿qué respuesta esperabas?
Del gin-tonic de después ni hablamos, unas infusiones de hierbas tan
naturales tan naturales, que seguro que las ha orinado algún corzo perverso
marcando su territorio.
Normal, ¡si no me dejas comer carne no hay más que
animales meando las hierbas de tus infusiones! Pues bien, antes estas preguntas
trampa existen tan sólo 2 respuestas, la sincera, base de toda relación, o la
diplomática, base de que puedas dormir en tu cama y que tengas sexo en un
periodo razonablemente cercano.
¿Una infusión? ...¿pero qué pregunta es esa? Por supuesto cariño.
La manera de preguntar en los exámenes
también influye mucho en el resultado, aunque te hayas matado a estudiar y te
sepas todo el temario. Recuerdo un profesor de música que en lugar de darnos
las preguntas escritas nos las decía en el mismo momento del examen.
Desconozco
si era por improvisar o porque desconfiaba de todo el mundo. Sus clases
consistían en escuchar grabaciones y, por nuestra cuenta, estudiar con el libro
de texto la vida y obras de los compositores.
El elegido para un examen fue el
francés “Camille Saint-Saëns”. Añado, que el profesor, además de música también
hablaba francés y nos lo pronunció de una manera tan perfecta que todos los
chavales nos miramos preguntándonos ¿y ese quién es?, si no entraba en el
temario.
Y la primera pregunta del examen es...
Finalmente tuve suerte y caí en la cuenta que a ese nombre tan chungo,
respondía “El Camilo”. Ese examen lo aprobé.
Pues ya sabéis, si queréis buenas
respuestas, las preguntas tienen que estar bien formuladas y que no parezcan una adivinanza.
Y si temes que la
respuesta no te va a gustar, mejor ni preguntes, que en boca cerrada no entran
moscas. Esto es como en la isla de las tentaciones cuando alguién pregunta a la pareja si está enamorada...si, cariño, pero de otro.