¡QUE VIENEN LAS
NÓRDICAS!
Se cruzó nuestra inquieta mirada,
tapeando en un
chiringuito,
y surgió un flechazo
tan bonito,
que al instante
quedaste prendada.
Pasión de verano
desatada,
sexo y desenfreno
infinito,
perversiones, que
mejor omito,
del amanecer a la
madrugada.
Por ello, mi rubia
finlandesa,
tras amarte y hacerte
mía,
de cuidarte como una
princesa,
de adorarte noche y
día,
y halagarte con mucha
sorpresa,
te dedico, esta mi
poesía.