Seguro que ese dicho tan popular te resulta bien conocido y puede que hasta lo hayas sufrido en tus propias carnes, sobre todo de adolescente, que están las hormonas más alborotadas. Pero no te sientas raro, vas a conocer a algunos a los que les altera mucho más que a ti…imagino.
Sexo gratis…pues venga
Cuentan las crónicas que en una explotación ganadera de Tarragona observaron ciertos daños en los genitales de sus ovejas y se acercaron a la comisaría a poner una denuncia al respecto.
No sé exactamente lo que observaron, porque la noticia no ofrece demasiados detalles, pero debió ser algo raro porque no pensaron que fuese otro animal de la misma especie o el perro de la granja.
Recuerdo una vez que estaba dando una vuelta por el campo con el mastín de un amigo. En medio de un prado había un rebaño de ovejas y el mastín, un perro que se supone que cuida los rebaños, pues como que intentó tirarse a una. El roce hace el cariño dicen.
Hay que decir en defensa del perro que en la finca donde estaba no había hembras cercanas de su especie y el pobre debía estar un tanto salido.
El caso es que siempre pensamos que las ovejas son tontas, pero aquella demostró todo lo contrario. Sabedora de que no podía huir más rápido y que enfrentarse a un mastín es tarea imposible, echó cuerpo a tierra y ocultó sus partes al perro salidorro.
El chucho, viendo el percal, la mordía ligeramente a ver si levantaba el culo del suelo y se le facilitaba el tema, pero la oveja, sabedora de lo que pretendía el can, ni se movió. Ya llegamos nosotros a sujetar al agresor, momento en que la ovejilla descarriada echó a correr hacia el rebaño.
¡De la que me he librado!, pensaría, mi lana todavía sirve para hacer un jersey de lana virgen.
Que se me alteran las hormonas
Pero sigamos con la noticia.
Resulta que lo mismo ocurrió en una granja cercana, pero esta vez no solo fueron ovejas sino también un poni.
Quizás estés pensando que hay ser o un valiente o un irresponsable para acercarse a un poni por detrás con el aparato en ristre, pero es que antes de darle al tema, ataba a los animales. Seguramente encontrarse al poni atado con cuerdas fue un motivo de peso para pensar que el culpable era humano y no un animal de otra especie.
No me imagino yo a un zorro haciendo un nudo marinero, y no precisamente por no ser de costa.
El caso es que los ganaderos pensaron que estos sucesos podían ser más peligrosos para sus rebaños que una manada de lobos y colocaron cámaras de video vigilancia. No tardaron mucho es ser efectivas y captaron la imagen del delincuente.
Resultó ser un hombre de alrededor de 50 años. Se ve que estaba en medio de la crisis de los 50 y no le llegaba el presupuesto para comprarse un deportivo o ponerse pelo, que es como se pasan estas crisis, y le dio por cepillarse a los animales de las granjas de la comarca.
Y ahora todo el peso de la justicia
Una vez detenido pasó a disposición judicial e imaginarás que le cayó encima todo el peso de la justicia. Pues no todo, no.
Nuestro ordenamiento judicial, que en muchos casos no está adaptado a los tiempos modernos, no contempla la figura del profanador de animales, así que solo lo van a poder procesar por maltrato animal.
La verdad es que no entiendo que no contemple esos casos la jurisprudencia, esto de trincarse animales no debe ser un caso aislado, si han llegado a ponerle hasta nombre, es que resulta relativamente frecuente.
No hay especies favoritas
Pues parece que cuando las hormonas se te alteran no hay preferencias por la especie y estos degenerados hacen a lo que encuentran.
Recuerdo una vez a una señora contando en las noticias que un vecino de su pedanía se beneficiaba a la cabra. Desconozco si es que solo tenía una cabra la buena señora o es que era la más guapa del rebaño.
Comentaba la buena mujer que la cabra estaba traumatizada y que ya ni quería salir del redil.
Cuando le preguntaron por qué sospechaba que algún lugareño se estaba trincando a su cabra, contestó con un acento gallego que daba más gracia a su respuesta: “porque me encuentro unas monedas sobre una piedra cercana”.
Al menos es un pervertido honrado, se pasa su rato de entretenimiento, pero paga por ello. Que no se entere Hacienda, que practica una retención por cabra no cotizante.
¿Y casos al contrario?
Pues yo conozco uno de primera mano.
Un amigo tenía un perro llamado Rambo. De esto ya ha llovido, porque era de cuando se puso de moda la saga. Uno de esos que te dicen que son pastores alemanes, pero ya bastante mezclados, de los que 6 o 7 generaciones atrás hubo uno, pero que la raza ha ido degenerando.
Por mucho que mi amigo y sus hermanos se empeñaron en educar al perro, no había manera en que mostrara signos de inteligencia.
El tema es que cuando alguno se agachaba para atarse los cordones de los zapatos, el perro siempre trataba de montarlo. Y además tenía una vista muy desarrollada, porque daba igual que estuvieras a distancia, era enseñar un poco las posaderas y llegaba Rambo a querer ensartarte.
¡No se podía llevar calzado con cordones en aquella casa!
Pero como digo es que el perro no era muy espabilado. Como este amigo era un poco chuleta, decía que cuando iba con él, nadie se atrevería a robarle la cartera y le estaba enseñando para atacar a los atracadores.
Lo malo es que el perro no entendía muy bien los conceptos y cuando le decían “Rambo, ataca” lo que hacía era gruñir y morderles a sus dueños. Claro, es que no se lo explicaron bien a quién tenía que atacar.
Y hasta aquí este artículo de amor a los animales entendido de manera suigéneris. No sé si estos es vicio o que el tema está muy mal, eso ya decídelo tú.
Si piensas que no me he documentado y me lo invento, pues no, aquí te dejo el enlace a la noticia para que veas que lo que se escribe en este blog, son sesudos artículos de investigación.
Y si en tu pueblo se han dado casos similares, antes de llamar a Iker Jiménez, nos lo puedes dejar en los comentarios.
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