El crimen sin rastro
Siempre se ha hablado de si existe el crimen perfecto y, de hecho, hay un montón de novelas y pelis que tratan sobre el tema. Una que me parece genial es las de “Extraños en un tren” de Alfred Hitchcock. Pero claro, el caso opuesto es el más normal y de ello vamos a hablar en este artículo, de delincuentes pillados por torpes.
Un testigo muy cantarín
En una ciudad india, una mujer apareció muerta y su domicilio saqueado mientras su marido y sus hijos estaban en una boda.
Comencemos por resaltar la importancia de llevarse bien con la familia política, porque si la mujer hubiera ido a la ceremonia hoy estaría viva, así que no discutas con los cuñados que ya ves que trae consecuencias.
La policía llevó a cabo sus investigaciones e incluso llegó a detener a algún sospechoso, pero todo fueron falsas alamas porque no dieron con el criminal. Sin embargo, la investigación dio un giro sorprendente cuando la familia comenzó a observar el comportamiento extraño de la mascota.
¿Perro. gato, cobaya…? No, un loro, que ya se sabe que cantan en el momento más inesperado.
La familia notó que el ave tenía una reacción extraña al nombrar al sobrino de la víctima, lo puso en conocimiento de la policía y esta interrogó al chico, lo presionó con otras pruebas que tenía y este acabó confesando.
Es curioso, en todo crimen hay que evitar dejar testigos…pero quién iba a pensar que un simple loro traería esos quebraderos de cabeza, pues sí. Te empeñas en que hablen sin conseguirlo y ellos aprenden lo que no conviene.
Un ladrón tiene que ser limpio
Desde niños las madres nos enseñan que hay que ser limpios, pero algunos no lo aprendieron bien y no escuchar a las madres te lleva por el mal camino.
Esto es lo que le ocurrió a un ladrón británico que se pensaba que estaba dando el atraco perfecto. Se había acercado a la casa que iba a desvalijar sin que los vecinos le vieran, desconectó la alarma con éxito y se llevó todos los objetos de valor que encontró, pero cometió un error.
No fue al atraco debidamente preparado.
A mitad de la faena el hombre tuvo un apretón, fue al baño y, al contrario de lo que su mamá le enseñó de pequeño, no tiró de la cadena. Lo mismo lo hizo aposta, dejar un zurullo en aquella casa tan limpia y refinada, pero lo que en realidad dejó, fue una enorme muestra de su ADN.
Y otro atraco con cierto parecido, aunque no relacionado con el ADN, es el del tipo que dejó su huella sobre una cagada del perro de la casa.
¡Qué suerte! Si este perro no es guardián.
Ya, pero los de compañía también cagan.
Para ser mangante hay que estar preparado
Lo anterior es, hasta comprensible en cierta manera, uno se pone nervioso en situaciones estresantes.
Yo no he atracado bancos, pero antes de los exámenes, con los nervios, siempre iba al baño con más “eficiencia” que el resto de los días. Así que en una profesión de riesgo como la de delincuente, puede ser frecuente sobre todo entre los noveles.
Lo que ya no tiene perdón de Dios es todo lo contrario, ir con hambre a la faena. Sí, ya entiendo que con el estrés hay a quién se le cierra el estómago y no puede comer, pero hay que contenerse un poquito.
A un ladrón le pillaron porque se le antojó servirse un vaso de zumo de la casa en la que estaba robando. No es nada escatológico como lo anterior, pero el resultado es que también dejas un buen rastro de tu ADN.
Otro dejó una muestra de su dentadura en un sándwich al que dio un mordisco. ¡Al menos podía habérselo acabado!
¿Un buen disfraz para el crimen perfecto?
No creo que sea del todo necesario, pero lo que sí es obligatorio es que, si piensas disfrazarte, al menos que no sea malo.
Un par de atracadores en Arizona decidieron que bastaba pintarse un poco la cara para asaltar una gasolinera. Pues ya te digo que no lo fue.
Entre que se habían pintado poco, que el calor reinante hacía que se les fuera destiñendo el disfraz y que ellos, al secarse el sudor lo borraban aún más, poco tardó la policía en reconocerlos como unos delincuentes del pueblo de al lado.
Pero tampoco uno muy sofisticado te va a garantizar el éxito, y si no que se lo pregunten a los chorizos que se disfrazaron de Papá Noel y sus ayudantes.
Si lo piensas bien, la idea no es mala, ¿quién va a sospechar de Santa Claus y su cuadrilla en un centro comercial en Navidad? Pues seguramente nadie, pero también tiene sus inconvenientes.
El atraco fue bien, pero el problema fue la huida. Todos los niños querían hacerse fotos con ellos por lo que, entre las criaturas y sus enfadados padres, que después de hacer cola no se iban a ir sin la foto sus retoños sobre el regazo de Santa, retuvieron a los mangantes hasta que llegó la policía alertada por los empleados de la tienda desvalijada.
Para ser delincuente, equípate bien
Lanzas térmicas, equipos de rayos X…todo eso está muy bien y lo vemos en las pelis con frecuencia. No hace falta tanto nivel, pero al menos intenta nos ser como esos 2 que intentaron atracar una tienda a punta de …plátano.
Si, como lo oyes, pintaron unos plátanos de negro para simular que eran pistolas.
Creo que el dueño, en cuando se dio cuenta, sacó de debajo del mostrador un bate de béisbol que no era precisamente de gominola.
Lo único bueno que le veo a eso es que te puedes comer el arma del delito y reducir las pruebas incriminatorias. Ya se sabe, que sin arma homicida le das más opciones a tu abogado para que te defienda.
Y sobre todo, escoge bien el botín
Desde luego ya puestos a robar, mejor escoger algo que te de beneficio y no que te cause problemas.
Hubo un tipo que quiso abrir un coche de policía. Iría buscando armas, pensarás. Pues no sé lo que pretendía robar, pero suele ser recomendable hacerlo cuando el agente de policía ha bajado del coche.
Seguro que vio la patrulla aparcada delante de un puesto de donuts y…ya se supone dónde iban a estar los agentes.
Pero más curioso resulta lo de este otro amigo de lo ajeno.
Un ladrón en China tuvo la brillante idea de entrar a robar por la noche en una pescadería. No sabemos exactamente qué es lo que pensaba robar, pero piensa en ti mismo cuando vas a la compra, que no tienes una idea fija y vas improvisando según lo fresco que lo veas.
Pues este ladrón, se ve que cuando tenía las bolsas llenas y ya se marchaba, vio una langosta con muy buena pinta. Ni corto ni perezoso la pescó, y como no tenía dónde guardarla la colocó dentro de sus pantalones.
El pobre animal hizo lo que se espera de él, defenderse con las armas que la naturaleza le dio, esas potentes pinzas que desataron toda su rabia sobre las pelotas del mangante.
Me cuesta pensar que los del hospital fueran capaces de darle unos puntos en esa parte sin partirse de la risa. Además del estropicio de la langosta, la de unos cirujanos incapaces de mantener el pulso para hacer una sutura correcta.
Al final lo pillaron porque no se creyeron que aquello fuera un fetiche sexual. Aunque, con la de gente rara que hay por ahí, verlo con bolsas de pescado a esas horas de la noche puede resultar más raro que a alguien le guste que le “pellizque” los huevos una langosta.
Y después de todos estos ejemplos de criminales fallidos ahora va la moraleja. Sed honrados y buenas personas, que el crimen perfecto…me temo que no existe. Y si lo conoces compártelo en los comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta lo que te apetezca